¿Qué son y para qué sirven los aranceles?
Los aranceles siempre han sido uno de los elementos económicos más importantes que los países han utilizado para proteger sus industrias.
Ya no solo como comerciante, sino también como consumidor es muy importante conocer la verdadera razón y utilidad de estos impuestos. ¿Qué son y para qué sirven? ¿Me afectan como comprador? Te lo contamos todo.
¿Qué son los aranceles?
Un arancel es un tipo de impuesto que se aplica tanto para importar como para exportar productos de un país a otro.
A diferencia de otros impuestos, el objetivo principal de los aranceles no es la recaudación, sino más bien la protección. Es decir, los aranceles pretenden proteger los bienes producidos en el propio país y que no se vean afectados por la importación de otros productos similares.
En otras palabras, la obligación de pagar aranceles hace que se encarezca el precio de los productos importados, por lo que se convierten en menos competitivos en relación a los productos nacionales.
En definitiva, los aranceles son un tipo de impuesto para el comercio internacional que ayudan a proteger la economía nacional a la vez que suponen una fuente de ingresos.
Tipos de aranceles
Dentro de los aranceles, encontramos cuatro tipos principales:
- Derecho ad valorem: se aplica un porcentaje en base al valor del producto.
- Derecho específico: se considera el peso y el volumen del producto.
- Derecho compuesto o mixto: es una combinación de los dos anteriores.
- Arancel cero: se aplica cuando existe un tratado de libre comercio entre dos países, siendo la cuantía gratuita.
¿Cómo afectan los aranceles al consumidor?
Es un hecho que los aranceles afectan tanto directa como indirectamente a los comerciantes que exportan sus productos a otros países. Desde hace muchos años, estos tienen en cuenta estos impuestos y suelen operan en base a ellos.
Sin embargo, cuando se trata del propio consumidor mucha gente no es consciente de que estos impuestos también les afectan a su bolsillo. ¿Cómo? Muy sencillo: si el importador repercute este coste extra sobre el precio final del producto, el consumidor lo está comprando a un precio mayor de lo que realmente vale. Esto suele derivar en productos de peor calidad y, a largo plazo, en un peor servicio.
Y aquí llegamos a otro de los puntos clave, y es que lo más probable es que el consumidor termine comprando producto nacional. Esto apoya uno de los grandes objetivos que persiguen los aranceles, y es proteger la industria nacional y hacer que el consumidor la apoye indirectamente.
Llegados a este punto, es importante destacar que dependiendo de los mercados en los que nos encontremos, la política arancelaria variará en gran medida. Por ejemplo, dentro de la Unión Europea existe una política común de aranceles que emana de los organismos comunitarios. Por el contrario, en la actualidad existen grandes guerras arancelarias como la que nos encontramos entre Estados Unidos y China.
Aunque no lo parezca, todas estas políticas nos afectan a todos de una manera u otra. Al fin y al cabo, vivimos en un mundo globalizado donde cada decisión que se tome en materia de comercio internacional tendrá una repercusión en todos los países.
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