¿Qué son las fuentes de financiación y cómo funcionan?
Todas las empresas necesitan garantizar su supervivencia a largo plazo. Para ello, deben asegurar la continuidad de sus recursos financieros para poder hacer realidad sus proyectos empresariales. Te contamos cómo.
Todos los gastos, inversiones y movimientos que haga una empresa deben estar financiados de una manera proporcionada, de manera que se garantice la solvencia y la estabilidad financiera.
De esta manera, la mejor forma de asegurar su supervivencia es la financiación, y más concretamente las fuentes de financiación. Conocer estos productos financieros es la mejor forma para sacar la máxima rentabilidad de un negocio.
¿Qué son las fuentes de financiación?
Las fuentes de financiación son los medios que utilizan las empresas para conseguir fondos y asegurar la solvencia de la misma a largo plazo. Son entidades tanto públicas como privadas a las que se puede acudir en búsqueda de los recursos necesarios que sufraguen la actividad empresarial.
Están constituidas por las distintas vías de entrada de capital. Por ello, se deben estudiar e identificar las diferentes opciones disponibles para determinar cuáles son las mejores para cubrir el presupuesto y equilibrar la tesorería y el balance.
Tipos de fuentes de financiación
Fuentes de financiación internas o propias
Su origen está en los recursos generados por la propia empresa y se fundamenta en dos partidas:
- Capital social: la financiación proviene de las aportaciones de los socios para la constitución de la empresa.
- Autofinanciación: que se obtiene gracias al beneficio neto de cada ejercicio de la empresa, y que se pone a disposición de las necesidades del negocio.
Hay que tener en cuenta que no se debe contar tan solo con recursos propios, ya que es muy probable que no se pueda hacer frente a las necesidades a corto plazo. Para esto, se aconseja recurrir a fuentes de financiación externa.
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Fuentes de financiación externas o ajenas
Como su nombre indica, vienen de recursos o entidades ajenas a la empresa, lo que implica un coste directo para ella. Se conceden a cambio de la devolución del dinero más los intereses pactados.
Por esto, se deben estudiar cuidadosamente todas las opciones disponibles y elegir las cantidades más adecuadas para cada una de ellas.
Además, las fuentes de financiación ajena pueden clasificarse según su duración en:
- Fuentes de financiación a corto plazo: son los recursos cuyo plazo de devolución es inferior a un año. Algunos ejemplos son los créditos bancarios o las líneas de descuento.
- Fuentes de financiación a largo plazo: el vencimiento es superior a un año. En este tipo de fuentes encontramos el préstamos bancario, las emisiones de obligaciones o las ampliaciones de capital. También, los fondos propios o internos se consideran una financiación a largo plazo, ya que no existe un límite temporal para disponer del capital.
Como conclusión, lo más recomendable es que una empresa combine ambos tipos de financiación para no agotar los recursos de la empresa ni ser completamente dependiente de la financiación externa.
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