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Tipos de calefacción

Radiador blanco sobre pared blanca Blog Dinevo

El calor del hogar en invierno es una sensación como pocas. En algunas ciudades sería imposible prescindir de calefacción, y ya no solo como forma de confort sino de supervivencia. 

Con la subida del precio de la energía estos últimos meses, la llegada de las facturas pueden quitarte el sueño, por lo que es conveniente que conozcas algunos pormenores relacionados con la forma de calentar tu casa.

En el artículo de hoy hablaremos de los tipos de calefacción más comunes, con sus ventajas e inconvenientes, algunas recomendaciones generales y, a grandes rasgos, un mapa amplio con la información que necesitas para valorar estos sistemas con todas sus variables.

Pareja con su perro en el salón de casa con la estufa encendida

Los radiadores

En primer lugar hablaremos de los elementos más habituales para los sistemas de calefacción en casa: los radiadores. Hay muchos tipos de radiadores en función de su funcionamiento interno, sus medidas o el material del que están hechos. 

Primero hablaremos de los dos grandes grupos según su funcionamiento: por agua, eléctricos o de calor azul.

Radiadores por agua

Los radiadores de calefacción por agua emiten calor a través del agua caliente que procede de su circuito interno. Ésto ocurre gracias a la convección o radiación de la temperatura a la que el generador de calor en cada caso (bomba de calor, caldera, etc.). 

Dicho de otra forma, el radiador intercambia su temperatura interna con la del ambiente. Que caliente más o menos depende de la superficie, el material del propio radiador y su diseño, y, en gran medida, de la temperatura del agua. 

A más temperatura interna, mayor intercambio, y por tanto mayor calor emitido. Esta reacción es la que conocemos como ‘salto térmico’. Entre los datos de fabricación de los radiadores debe indicarse su potencia calorífica en relación a un salto térmico de 50ºC, que se corresponde con el cálculo tipificado según la norma UNE-EN 442 para la venta de radiadores.

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Radiadores eléctricos

Se alimentan de electricidad para calentar una resistencia y emitir calor. Son una buena alternativa si no tienes la posibilidad de otra fuente energética.

Son altamente efectivos y calientan muy rápido las estancias, pero al estar ligados al precio de la electricidad no son la opción más económica. Lo ideal en caso de tener que hacer uso de ellos es aprovechar las tarifas nocturnas para que así no se dispare tu factura.

Radiadores de calor azul

Este tipo de radiadores calientan el fluido que circula por su interior, principalmente aceite, a través de la elevación de la temperatura de su resistencia.

Podría decirse que son una evolución respecto a los radiadores eléctricos convencionales, pero con una estética más atractiva y un nivel de personalización y eficiencia mayor.

Gato gris subido encima de un radiador verde

También podemos diferenciar los radiadores según el material del que están compuestos, que influirá en sus prestaciones y en el precio.

Radiadores de hierro fundido

Los radiadores de hierro se popularizaron en España durante los años 70 y 80, durante los que fueron instalados en muchas casas pero, sobre todo, en colegios. Son radiadores de gran durabilidad, resistencia e inercia térmica elevada, por lo que conservan el calor especialmente bien.

Sin embargo, al estar compuestos de hierro fundido son muy pesados, más caros y tardan más en alcanzar la temperatura necesaria.

Radiadores de aluminio

Son los radiadores más instalados actualmente ya que son más cómodos de producir en el tamaño que busquemos, menos pesados y más económicos. 

Se calientan rápido y trabajan por calefacción o convección, pero al mismo tiempo conservan peor la temperatura. Además, son menos resistentes a los golpes y menos duraderos.

Radiadores de chapa de acero 

Son parecidos en cuanto a prestaciones a los radiadores de aluminio: buena inercia térmica, ligeros, económicos y versátiles. Cabe destacar que, además, son más resistentes.

El mayor inconveniente de los radiadores de chapa de acero es que necesitan espacios habilitados para ser colocados, lo que dificulta un poco su instalación.

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El suelo radiante

El suelo radiante es un sistema de calefacción y enfriamiento que se instala bajo el suelo de una habitación. Funciona mediante la circulación de agua caliente o fría por las tuberías ocultas bajo el suelo y transfiere la temperatura a éste distribuida de forma uniforme.

Este sistema no sólo es muy cómodo y eficiente, sino que se trata de una opción sostenible al poder abastecerse de formas de energía renovables para calentar el agua.

Sin embargo, es un tipo de calefacción que requiere de una instalación y mantenimiento complejos para funcionar de una forma adecuada, eficiente y duradera. Además, el precio de su instalación es especialmente elevado.

Suelo del salón de una casa con la terraza abierta

Las estufas

Las estufas son dispositivos sencillos cuya finalidad principal es acondicionar la temperatura de una sola estancia. Tienen su origen en las antiguas cocinas de leña, que eran abiertas en su parte superior para colocar encima cacerolas y aparatos de cocina.

Es importante tener en cuenta que cualquier estufa debe utilizarse de manera segura y adecuada para evitar accidentes o incendios. Asegúrate de seguir las instrucciones del fabricante y de mantener la estufa limpia y en buenas condiciones.

Hay varios tipos de estufas según la forma de generar calor y a continuación enumeraremos sus ventajas e inconvenientes.

Estufas de leña

Las estufas de leña son dispositivos que queman leña para generar calor. Son económicas y pueden ser una opción sostenible si la leña se obtiene de manera responsable. Sin embargo, requieren de espacio para almacenarla y ensucian más otras opciones.

Estufas de gas

Utilizan gas natural o propano como combustible para generar calor. Son fáciles de usar y generalmente más eficientes a nivel energético que las estufas de leña. No obstante, pueden ser más caras de instalar o requerir de un suministro de gas externo.

Salón de una casa con la estufa en el centro

Estufas eléctricas 

Las estufas eléctricas utilizan electricidad para generar calor. Son fáciles de usar y no requieren un suministro de combustible externo, pero pueden ser menos eficientes energéticamente que las anteriores. Además, como comentábamos en otros ejemplos que utilizan la electricidad para calentar resistencias, pueden suponer una subida relevante en el importe de tu factura de la luz.

Estufa de pellets

Las estufas de pellets son una opción eficiente, sostenible y cómoda para calentar tu casa. 

Utilizan la combustión de estas pequeñas piezas de serrín comprimido, que poseen un alto nivel calorífico, para generar calor.

El mayor inconveniente si te decantas por las estufas de pellets reside en el sistema de ventilación necesario, que en la mayoría de los casos sólo puede instalarse en viviendas unifamiliares o con una salida de aire acorde.

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Recuerda que la temperatura ideal y responsable de una vivienda en invierno debe oscilar entre los 19 y 21 grados centígrados, suficientes para una sensación térmica agradable.

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